Domingo 13 de octubre de 1946, estadio de Vélez Sársfield, minuto 42 del primer tiempo, Huracán y Ferro empataban 1-1. Tras un centro a su área chica, Duro (arquero de Ferro) salió a destiempo y Di Stéfano -entonces jugador del Globo- fue a disputar la pelota con el defensor Arnaldo Vázquez. La Saeta Rubia empujó la pelota a la red con la mano, pero nadie se dio cuenta del detalle: el árbitro dio el gol, con el que los de Patricios ganaron 2-1.
La anécdota quedaría en eso si no fuera porque horas después un sordomudo le recriminó la acción a Don Alfredo, de 84 años, según el pintoresco relato que él mismo hizo en un foro organizado por el diario Marca.
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